Sant Jordi 2010. 2n premi: Minutero

Como a todo el mundo, la vida le ofrecía días de todo tipo. Pero tenía la sensación de que ese día iba a ser de los buenos, de aquellos que intentas recordar cuando vienen las cosas mal dadas. A pesar de aquella sensación, tenía que hacer frente a la realidad, y ese día igual que los del resto de la semana, tenía la obligación de pasar la mayor parte del día encerrado en aquella especie de vitrina – a la que sus jefes llamaban despacho – que conformaba su espacio de trabajo durante toda la jornada. De momento aquella sensación que había tenido nada más levantarse no se cumplía. Al menos le quedaba la esperanza de que la vida después del trabajo fuera algo mejor, así que las últimas horas las pasó mirando al reloj. Aunque desconocía porqué, el puto minutero se movía más lento aquel día, el tiempo no corría; si no fuera por la alegría que recibía a final de mes, se iría en aquel mismo momento a verla. A pesar de todo, tenía que reconocer que en compañía suya no existían los minuteros ni los relojes y las horas pasaban a veces tranquilas, a veces frenéticas, pero siempre felices. Así que no pudo evitar la cara de decepción cuando su jefe le ordenó que se quedase a hacer horas esa noche. Lo único que pudo hacer fue acatar las órdenes y llamarle para informarle que esa noche no la pasaría con ella.

Al fin llegó la una de la madrugada y se pudo ir a casa.

El accidente no lo recuerda, las visitas al hospital tampoco. De lo primero que se acuerda es de verla llorando ante las explicaciones del médico. No podría volver a andar.

Cuando finalmente pudo ir a casa, no comprendía nada, hasta que llegó a entender que en aquel preciso momento empezaba una nueva vida y que él mismo tenía la facultad de diseñarla a su modo. Así que las sensaciones de que los días iban a ser buenos se cumplían con asiduidad y empezó a decidir que no haría lo que los demás quisieran sino lo que a él le apeteciera. A partir de ese día pasaba todas las noches con ella, sin que el tiempo importase.

Xavier Alejandre

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